Inma Diez
Dueña de mi destino solitario
me alejo, ésta vez sin equipaje,
un loco corazón, un viejo diario,
y un puñado de sueños para el viaje.
Llevo una herida, ya cauterizada,
errante voy sin patria ni camino,
renace mi alegría renovada,
tras tanta sinrazón y desatino.
Dormido en la memoria está el pasado,
que tanta inquietud me provocaba,
y que me sumergió en noches sombrías.
el fuego que encendiste se ha apagado
mientras la tempestad se desangraba,
yo empecé a amanecer, tu anochecías.
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