Amelia Blanchard
Un día apareciste de repente
llegaste justo a tiempo con la brisa,
posándote en mi lecho muy de prisa
me hiciste navegar en tu corriente
Tienes suave ternura, fuego ardiente
y un ansia de adorarme tan precisa,
puedo ver una luz en tu sonrisa
y gotas de sudor allí en tu frente
Por dueño de mi amor yo te proclamo.
Quiera Dios que la dicha no se escurra...
es todo lo que pido y lo que clamo
Mi cuerpo tú lo escalas tramo a tramo,
y tu beso en mi piel siempre susurra
diciéndome amor mío...Yo te amo!
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